Uno de los duelos más esperados del pasado Clásico era el de los dos grandes fichajes de ambos equipos durante el mercado veraniego: Neymar (Barcelona) y Gareth Bale (Real Madrid). La actuación de los dos cracks fue bien distinta. Mientras el brasileño se marcó un partidazo con un gol y una asistencia, el galés fue sustituido en el minuto 60 de partido, en los que realizó dos disparos que se marcharon por encima de la portería de Víctor Valdés.
Tras el pitido final, entre los temas más debatidos (polémicas aparte) fue el por qué de la titularidad de Bale, sorprendiendo sobre todo su posición de falso 9. Se dijo que era una imposición de Florentino a Ancelotti.
El caso es que aparecieron voces criticando el precio de Bale, y si sería a la larga una buena inversión para el equipo blanco dado su rendimiento hasta ese momento.
Yo creo que estas críticas son injustas, ya que el galés es un jugador que ha demostrado en estas últimas temporadas tener un físico privilegiado y calidad más que de sobra. También pienso que si Bale no ha estado fino del todo hasta ahora es por culpa de este verano: durante todo el mercado estival, Bale apenas ha podido entrenarse fruto de su rebeldía para fichar por el Madrid. Con todo esto llegó al Bernabéu sin pretemporada, y si algo se ha demostrado es que los futbolistas que llegan sin pretemporada tardan más en arrancar. Le pasó a Luka Modric el año pasado, y hasta la eliminatoria de Champions ante el United no se notó su presencia en el campo. Desde entonces es uno de los hombres más importantes del conjunto madridista.
Hay que tener en cuenta además que Bale aterrizó en la capital de España lesionado (la famosa hernia, o protusión según el club), y que las semanas previas al Clásico siguió un plan específico de minutos, que el dejó en el banquillo varios partidos, entrando poco a poco en los encuentros.
Ahora parece que tras el Barça-Madrid empezamos a ver a ese futbolista que ganó el premio al Mejor Jugador de la Premier 2012/13. Sus dos tantos ante el Sevilla están haciendo creer al madridismo, que sueña con disfrutar cada fin de semana de la dupla Cristiano Ronaldo-Gareth Bale. Hay motivos para ello.