jueves, 13 de noviembre de 2014

La leyenda de Robin Hood Nowitzki

Dirk Nowitzki se convirtió el pasado martes en el mayor anotador extranjero de la historia de la NBA, superando ni más ni menos que a Hakeem Olajuwon. Posiblemente estemos hablando del mejor jugador europeo de la historia.

Si llegar a la NBA desde Europa no es fácil, imagíneselo desde la Segunda División de Alemania, haciendo el servicio militar y terminando los estudios. Pues así comenzó Dirk Werner Nowitzki su leyenda. Siendo un chaval, entró en las filas del DJK Würzburg, el equipo de su ciudad que entonces estaba en la 2. Bundesliga. Con 16 años, Dirk ya era un chico que destacaba por su altura, y sobre todo, por su tiro. Los ojeadores internacionales ya tomaban nota de esta promesa germana. En 1998, el Würzburg logró el ansiado ascenso, y Nowitzki decidió dar el salto a la NBA una vez acabados sus estudios.

Nowitzki pudo haber tomado dos caminos distintos: ser una estrella en Europa (el Barcelona le tentó en 1996) o formarse en el baloncesto universitario estadounidense. Ninguno de los dos. Dirk prefirió quedarse en su tierra. Durante los veranos previos a su presencia en el Draft, Robin Hood había impresionado a leyendas de la talla de Charles Barkley. Un partido entre promesas estadounidenses (como Al Harrington o Rashard Lewis) y del resto del mundo fue su carta de presentación para la NBA.

Fue seleccionado en el puesto número 9 del Draft de 1998 por los Milwaukee Bucks, pero nunca llegó a vestir el uniforme de los de Wisconsin.  Don Nelson, el entrenador con más victorias de la historia de la NBA se había fijado en él y le quería para sus Mavs. Al poco tiempo, Nowitzki fue enviado a Dallas a cambio de Robert ‘Tractor’ Traylor. En ese traspaso, los Mavericks también adquirieron al base de los Phoenix Suns Steve Nash, suplente de Jason Kidd. Dallas construía así los cimientos para su futuro éxito.

Con la llegada de Nowitzki, Nash y Mark Cuban como nuevo propietario, el rumbo de los Dallas Mavericks cambió por completo. Los texanos pasaron de ser un equipo que apenas pasaba de las 20 victorias a ser un aspirante al título, pero los comienzos no fueron fáciles. 8’2 puntos y 3’4 rebotes en 20 minutos fueron el balance del año rookie del alemán. Su explosión llegó como sophomore, el mismo año de la llegada de Cuban. Los números de Nowitzki aumentaron a los 17’5 puntos y 6’5 rebotes rozando el 50% en tiros de campo. No hubo Playoffs, pero quedaron cerca.

A partir de entonces, el camino al Hall of Fame fue imparable: siempre por encima de los 20 puntos por noche y rozando los 10 rebotes. Llegaron los All-Star (12) y las inclusiones en los mejores quintetos (cuatro en el primero, cinco en el segundo y tres en el tercero). Pero faltaba que el equipo, desde 2004 sin Nash ni Michael Finley, diera el golpe sobre la mesa. En 2006, tras lograr por primera vez 60 victorias, los Mavs se plantaron en sus primeras Finales ante los Heat de Wade y Shaq. Y la cosa empezó bien para Dallas, ya que ganaron los dos primeros partidos de la serie. La debacle de los Mavericks fue impensable. Aunque el arbitraje fue muy discutido, la exhibición de Wade quedará para la historia. Miami remontó y ganó su primer anillo.

Los de Cuban querían la revancha y realizaron el mejor año de su historia: 67 victorias y 15 derrotas, es decir, un 81’7%. Fueron el mejor equipo de NBA con un baloncesto muy encestador. Ese año, Dirk Nowitzki se convirtió en el primer europeo de la historia en ganar el MVP de la Temporada Regular. Pero si lo de las Finales fue un descalabro, lo que pasó en primera ronda de Playoffs lo superó. Dallas se enfrentaba a Golden State, el octavo mejor equipo ese año en el Oeste. Los Warriors, bajo el lema believe, eliminaron a los Mavs, siendo la primera vez desde que se implantó el sistema al mejor de siete partidos que el octavo eliminaba al primero de Conferencia.

Pasaron cinco años hasta la venganza definitiva. Tras fracasar en los años anteriores ante San Antonio, Denver y New Orleans, en 2011 los Mavericks con un quinteto formado por Chandler-Nowitzki-Marion-Stevenson-Kidd volvían a las Finales de la NBA. Y el rival fue, cosas del destino, Miami. Y esos Heat con el Big 3 LeBron-Wade-Bosh asustaban más que los de 2006. Pero Dallas había aprendido la lección, y tras cuatro partidos vibrantes en los que la serie estuvo empatada, los Mavericks se llevaron los dos últimos y el primer anillo de su historia, tras muchos años y millones invertidos. Los 26 puntos y 9’7 rebotes le valieron a Nowitzki el MVP de las Finales, el segundo jugador europeo tras Tony Parker en conseguirlo.

Tras el anillo, muchos jugadores abandonaron Dallas. Los texanos pasaban a ser un equipo veterano. En 2012 sufrieron para superar el 50% de victorias, y en primera ronda los Thunder los barrieron (4-0). Al año siguiente Nowitzki sufrió por primera vez problemas con las lesiones. Se perdió 29 partidos, y por primera vez en trece años bajó de 20 puntos por partido. Volvió a recuperar la forma demasiado tarde, y Dallas se quedó fuera de Playoffs. En 2014, Dirk volvió a ser All-Star y a punto estuvo de dar un disgusto a los Spurs, posteriormente campeones.

1196 partidos, 22’5 puntos y 8’1 rebotes de media, líder histórico de los Mavs en partidos, minutos, puntos, rebotes y tiros de campo. 26953 puntos que le convierten en el noveno máximo anotador de la NBA de todos los tiempos. Y ojo porque leyendas como Elvin Hayes y Moses Malone están a tiro de aquí a una temporada más, si las lesiones le respetan. Por delante solo tendría a Abdul-Jabbar, Karl Malone, Kobe Bryant, Michael Jordan, Wilt Chamberlain y Shaquille O’Neal. Palabras mayores.

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